Dándole al té

Llevo toda mi mugrosa y breve existencia tomando café y leche todos los días.
En la mañana tomaba algún licuado o cereal con leche; siempre, todos los días. Ese era mi desayuno.
Y en la noche tomaba café. Era un cafecito con un poquito de leche y acompañado de un pan. A veces también lo tomaba durante la mañana.

Pero... pero... pero... ahora ya no.

Ya no puedo tomar leche porque me cae muy pesado. Mi estomago protesta cada vez que tomo leche. Da lo mismo si es deslactosada o no, pero ya no puedo tomarla.

Y el café ya lo estoy sacando de mis bebidas predilectas.
Ya no lo tomo en la noche porque no me deja dormir. Pero antes no tenía problemas para dormir ¿Por qué ahora sí? ¿Será que me estoy haciendo viejo? Y además el café no parece ser muy saludable.

El chiste es que para sustituír estas bebidas, estoy tomando té.

Nomas' hay té de chamomile (osease manzanilla), y ya siento la necesidad de probar otros sabores.

Pero todavía no me convence el té; no es lo mismo comerse un pan con café que con té.

En fin, todo sea por la santé (osease la salud).